Escucha activa para humanizar la medicina

  1. Martin García

La humanización es esencial en cualquiera de nuestras relaciones y en general para la vida. La medicina está avanzando hacia una humanización como objetivo común para todos aquellos que se dedican a la medicina creando nuevas relaciones en las que los pacientes  se tratan de manera integral y participan, tienen conciencia y son el eje de su enfermedad colaborando en la toma de decisiones. En este nuevo concepto ocupa un lugar destacado la empatía con el otro que nos va a permitir desarrollar la escucha activa, el apoyo y la comprensión como parte de la inteligencia emocional.

Empatía para entender al otro
La empatía en el terreno de la medicina se entiende en el trabajo y empeño que ponen los profesionales a la hora de entender la realidad del paciente. En este contexto empatizar implica una comprensión profunda sobre el concepto que cada persona tiene lo que le está pasando, cómo entiende su enfermedad, qué siente y cómo la admite. Los profesionales de la medicina deben tener la capacidad de ponerse en el lugar del paciente para comprenderlo y poder dar una solución.

Sentir lo que el otro siente
Para ello hay que practicar una escucha activa. Escuchar activamente significa realizar de manera voluntaria un esfuerzo en la escucha poniendo el máximo interés en sentir lo que el otro siente cuando nos lo está contando. En medicina es muy importante saber escuchar para poder ayudar porque las aportaciones de los pacientes son importantes para ayudarles en su enfermedad. De esta manera, el médico puede conocer sus necesidades reales para poner remedio y mejorar su calidad de vida.

Además en un escenario de relación paciente y médico como esta, basada en un entendimiento que permita la ayuda, el paciente también será capaz de tomar las riendas de su vida, formar parte del tratamiento de su enfermedad y contribuir de la forma más apropiada en el mantenimiento de su salud.

Comunicación directa paciente-médico
Esta nueva manera de atender a los pacientes se hace más necesaria en los momentos que vivimos en los que tenemos acceso a mucha información, una saturación de información que conduce paradójicamente a una desinformación porque genera expectativas sobre la enfermedad y los tratamientos que puede provocar ansiedad en los pacientes. Por eso tener una comunicación directa con el médico que en primer lugar escucha al paciente para poder tomar decisiones es la clave. Una comunicación en la que el monólogo se transforme en un diálogo y en la que los mismos pacientes confían en este profesional que crea la situación adecuada para empezar el abordaje de su enfermedad que lleve a la cura y recuperación.

En definitiva, está claro que la medicina tiene que atender físicamente a las personas pero la parte emocional no puede permanecer ajena porque forma parte de la solución.

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