CTM, la única clínica de Almería que realiza Resonancia Magnética Hepática en Niños

  1. RM hepatica pediátrica

En la población pediátrica las hepatopatías crónicas pueden parecerse a las de la edad adulta pero hay muchas diferencias porque los niños son más sensibles pero también hay que decir que las hepatopatías infantiles no cirróticas presentan un mejor pronóstico que aquellos adultos con cirrosis. La enfermedad hepática grasa no alcohólica emula la hepatitis alcohólica en adultos, pero con la diferencia que se desarrolla sin el consumo de alcohol. Los tumores hepáticos no son muy frecuentes en la infancia.

El hígado y sus funciones
El hígado ocupa un lugar destacado en el metabolismo y tiene muchas y complicadas funciones como la detoxificación, conversión de amonio en urea, almacenamiento de glucógeno y liberación de glucosa, síntesis de ácidos grasos y cetogénesis, síntesis proteica, de lipoproteínas, colesterol y fosfolípidos, de factores inmunitarios, de factores de la coagulación, depuración y eliminación de bilirrubina, y formación y secreción de bilis. A todo ello se suma que por el hígado transcurren todos los antígenos del tubo digestivo, microorganismos, los elementos sistémicos, a metabolización de fármacos y productos tóxicos.

Diferentes momentos de la enfermedad
La enfermedad hepática grasa no alcohólica pediátrica engloba diferentes estadios llamados Esteatosis, Esteatohepatitis y Cirrosis. La esteatosis se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado, es la más habitual y tiene buen pronóstico. La esteatosis hepática se ha situado como en la causa más frecuente de hepatopatía crónica en preadolescentes y adolescentes, relacionada directamente con la obesidad.

La esteatohepatitis tiene lugar cuando la esteatosis presenta inflamación y fibrosis. En el desenlace de la enfermedad se produce la cirrosis, provocada por la inflamación crónica en el tejido hepático, desencadenando ya un daño irreversible.

Cómo estar en alerta
Analizar una hepatopatía es difícil porque puede conllevar otras enfermedades pero para detectarlo lo más importante es tener en cuenta tres parámetros la glucosa, la albúmina y la actividad de protrombina que presentarán niveles bajos si hay alguna alteración en el hígado. La combinación de estas tres alteraciones nos va a aportar información sobre el diagnóstico al que nos enfrentamos.

En un primer momento datos de la historia clínica y una exploración física son determinantes para detectar una hepatopatía. Los padres tienen prestar especial atención a los síntomas.

Principales síntomas
A pesar de otros síntomas los más específicos y habituales de enfermedad hepática son: hepatomegalia (el agrandamiento del hígado por encima de su tamaño normal), ictericia(la coloración amarillenta de la piel y las mucosas debido al aumento de la concentración de la bilirrubina en la sangre hay que recordar que ante una ictericia prolongada más allá de las dos semanas de vida, es obligatorio conocer la fracción conjugada de la bilirrubina), acolia (decoloración de las heces por falta de pigmentos biliares) y coluria (contenido de pigmentos biliares en la orina de manera excesiva).

Resonancia Magnética mide exactamente el nivel de hierro hepático
Las alteraciones del hígado son muchas veces difíciles de detectar por eso su diagnóstico es un gran desafío médico. La Resonancia Magnética es una de las mejores ayudas, situándose por encima de cualquier otro procedimiento, para los pediatras que tienen sospechas de esta patología. La resonancia es la técnica de referencia para definir de manera eficaz la presencia de estas lesiones porque analiza el marcador de enfermedades que producen hepatopatías infantil no cirróticas.

Clínica Tecnológica Médica es la única clínica que en Almería realiza estos estudios de medición para poder analizar exactamente la concentración de hierro hepático. Así es que si hay síntomas y sospechas a partir de los 6 años ya se puede hacer una Resonancia Magnética que nos dará información precisa sobre el estado del hígado para poder actuar de manera certera. 

No obstante y al margen del tratamiento y seguimiento médico, los niños con hígado graso han de llevar una vida sana, tanto en su alimentación evitando el azúcar y grasa saturada como en la práctica de ejercicio. 

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