La Resonancia Magnética es una prueba bastante común en ginecología, aunque cumple una misión importante en oncología donde es cada vez una técnica más empleada en las patologías del útero, del ovario, de mamas, de la pelvis, de las trompas y la vagina, independientemente de su origen tumoral, inflamatorio o vascular. A ello hay que añadir que en pacientes ya intervenidas se ha convertido en una técnica perfecta para analizar la evolución.
A la hora de efectuar un diagnóstico la Resonancia Magnética presenta ventajas en relación a otras pruebas más tradicionales como la ecografía o el TAC ya que permite no solo ver la forma de todas las partes del aparato reproductor femenino sino también si hay anomalías en los tejidos. Por otra parte, destacar que no emplea rayos X, evitando los riesgos de la radiación ionizante y el empleo de otros recursos para el diagnóstico y tratamientos más costosos y más dañinos.
En la medicina oncológica la Resonancia Magnética se sitúa como la prueba necesaria para el cáncer de útero o de ovarios. Sus especiales características también hacen que sea procedimiento adecuado para valorar la endometriosis y el cáncer de cervix con una capacidad de estudio que se extiende no solo a los órganos ginecológicos sino también al aparato gastrointestinal, urinario, abdomen y el suelo pélvico.
Cáncer de útero
El cáncer cervicouterino es el segundo cáncer más común en mujeres y causa importante mortalidad. Conocer su estado es necesario para el pronóstico y el desarrollo de la enfermedad y es aquí donde la resonancia magnética aporta una evaluación tumoral muy eficaz así como el estado de las estructuras de alrededor como recto o vejiga. Es una prueba clave para detectar la enfermedad y para establecer el tratamiento.
QUÉ ESTUDIA LA RESONANCIA MAGNÉTICA GINECOLÓGICA:
-Patologías congénitas
-Masas anéxales
-Leiomiomas
-Adenomiosis
-Cáncer de cervix
-Endometrio
-Ovario
-Vagina
-Vulva
-Suelo pélvico
-Pelvimetría
-Malformaciones fetales
-Lesiones en embarazadas
-Mamas densas.