La Resonancia Magnética Fetal es un procedimiento de diagnóstico por imagen que posibilita generar una imagen del interior del cuerpo y ver al feto. Estamos ante una técnica inofensiva y segura porque no emplea radiación ionizarte y, por estos motivos, se incluye dentro del diagnóstico prenatal para obtener imágenes de mayor calidad que las de una ecografía, la prueba tradicional para analizar el feto.
Más completa que una ecografía
En determinadas situaciones la ecografía es insuficiente y hay que dar un paso más, tenemos que recurrir a la calidad y precisión de la Resonancia Magnética para detectar cualquier cambio por mínimo o complicado que sea y así comprobar el estado del crecimiento fetal y advertir cualquier complicación o patología que pueda presentar. La resonancia magnética produce imágenes con una perspectiva más amplia pudiendo observar de manera más minuciosa las diferencias entre tejidos.
La tecnología ha avanzado tanto que de esta manera nos deja ver nítidamente al feto a pesar de que esté en movimiento facilitando a los especialistas información genética, bioquímica, fisiológica y anatómica muy valiosa. Todo ello se realiza sin necesidad de sedar a la madre.
Qué patologías estudia una resonancia fetal
La mayor ventaja de la Resonancia Fetal consiste en la precisión de las imágenes. Es habitual recurrir a ella como segundo diagnóstico en los casos en los que una ecografía no es suficiente porque no ofrece demasiada claridad en la información. Esta técnica representa un procedimiento muy útil para valorar patologías cerebrales, así como de enfermedades torácicas, gastrointestinales y genitourinatias.
Si hablamos de las patologías para las que se suele emplear la resonancia magnética en fetos podemos destacar hernia diafragmática congénita, deformidad adenomatoidea quística, secuestro broncopulmonar y las malformaciones intestinales, de columna y masas fetales.
También se utiliza cuando la gestante tiene obesidad, para averiguar si el feto está en una posición incorrecta o no hay suficiente líquido amniótico e incluso, es una técnica que se emplea para planificar una cirugía fetal o bien para analizar situaciones especiales posnatales tras el parto.
Resonancia Magnética en cirugía fetal
En el caso de que sea necesaria una cirugía fetal, la resonancia magnética es de gran ayuda porque puede hacerse mediante punciones o catéteres guiados por imagen si nos encontramos situaciones fetales con shunt vesicales, pleurales o dilatación de estenosis aórticas. Además, a través de endoscopia también se emplea la resonancia si nos enfrentamos ante una hernia diafragmática congénita o en casos de coagulación de vasos con láser cuando existe síndrome de transfusión feto-fetal. A veces se ha de llevar a cabo una intervención en el feto mediante cirugía abierta, como en teratomas sacrocoxígeos o los mielomeningoceles y aquí también se recurre a la resonancia como un método adecuado para guiar la intervención.
Malformaciones cerebrales
Entre otra de sus ventajas en el diagnóstico prenatal, está suficientemente demostrado que la Resonancia Magnética es increíblemente valiosa en el examen cerebral del feto ya que puede medirlo, estudiar la sustancia blanca presente en este órgano y examinarlo para evaluar el riesgo de sufrir patologías cerebrales durante la gestación. En ese estado, las malformaciones cerebrales que se descubren con la resonancia pueden ser infecciones fetales o daño isquémico.
Finalmente especificar que la recomienda fetal se recomienda hacerla en pacientes con más de 20 semanas de gestación con el fin de que el tamaño del feto posibilite que las imágenes puedan ofrecer un diagnóstico más certero. Los actuales equipos poseen la capacidad para hacer los estudios rápidamente, lo que ayuda a obtener una imagen del feto adecuada para ofrecer un diagnóstico de la manera más breve posible.
