La técnica de Resonancia Magnética Pediátrica es ya un procedimiento frecuente en el diagnóstico de distintas enfermedades en la infancia ya que es de gran ayuda para evaluar zonas como el cerebro, abdomen, tórax, pelvis y extremidades. El equipo de alto campo que compone la Resonancia Magnética aporta, en el caso de que sea necesario, información pormenorizada del interior del cuerpo de los niños y niñas y así permite ver con precisión la dolencia que padece.
Una prueba indolora y no invasiva
Los padres y madres deben saber que la resonancia magnética no supone ningún riesgo para el paciente pediátrico al ser una técnica de diagnóstico por imagen no invasiva que no causa dolor y además, no emite ningún tipo de radiación. Al enfrentarse a esta prueba, es normal que los menores pueden estar inquietos o nerviosos y, por este motivo, en el caso de que sea necesario se puede administrar anestesia o sedación para evitar el movimiento para garantizar que las imágenes que se obtengan tengan la mejor calidad.
Qué debes saber
Antes de proceder a la resonancia magnética hay que preparar al niño transmitiendo tranquilidad y creando un ambiente agradable para que esté lo más relajado posible. Hay que eliminar todos los objetos metálicos que lleve encima y perturben el funcionamiento del procedimiento y, si algún menor tiene implante, el radiólogo que efectúa la prueba debe saberlo con anterioridad. El médico pediatra, junto al radiólogo, deben informar sobre qué puede comer y beber el paciente antes de hacer la resonancia magnética. Esta información es necesaria en los casos en los que la prueba se realice con contraste y, en aquellos pacientes con alteraciones en los riñones, tendrán que realizarse antes una analítica.
Las pruebas más frecuentes
Una de las resonancias magnéticas pediátricas más comunes es la que está relacionada con el cerebro, la columna vertebral y la médula espinal. Es una técnica imprescindible para detectar tumores, hemorragias, lesiones cerebrales o patologías endémicas en el sistema nervioso. En este tipo de patologías, generalmente los pacientes acuden al especialista presentando dolores de cabeza, mareos, visión borrosa o síntomas de epilepsia. Además es una de las herramientas que se emplea para descubrir enfermedades autoinmunes.
Bebés recién nacidos
En cuanto al empleo de la Resonancia Magnética para el diagnóstico de enfermedades en los bebés recién nacidos, está demostrado que esta técnica ha aumentado la supervivencia de los bebés prematuros al detectar patologías que otras pruebas no ven y así poder tratarlas a tiempo. Por ejemplo, en los recién nacidos es un estudios de gran importancia para ver la estructura del cerebro y analizar alteraciones, posibles dificultades de aprendizaje o detectar retraso en el crecimiento. La investigación sobre neurodesarrollo en bebés puede ser muy útil para encontrar los posibles problemas y mejorar crecimiento cognitivo.